miércoles, 9 de julio de 2014

A propósito de la FIFA



Fuente: reforma.com | Genaro Lozano


No me reconozco. Nunca me gustaba el futbol. El Mundial siempre me había parecido lo que el sol ardiente en las playas a la mayoría de los asiáticos, algo de lo que me alejaba, que veía de lejitos. Sin embargo, este año he visto con emoción tres partidos. Me emocioné con el encuentro de Brasil-México, me he vestido con la playera de la selección mexicana y la italiana. Me emocioné como niño con los goles de Márquez, Guardado y del Chicharito y hasta me quise ir al Ángel y hasta aguanté que en mi bar gritaran puto. Todo ello ha sido gracias a la FIFA.


Sí, gracias a la FIFA porque durante una semana tuvo a México discutiendo sobre el famoso grito de "Puto" en los estadios y de ahí se abrió un buen debate, sobre el cual varios hemos tratado de hacerlo de interés público sin éxito. Solo la FIFA pudo y evidenció al menos 5 posiciones.


La primera es la posición "pro libertad de expresión", la de quienes defienden el derecho al insulto como sacrosanto y ven al grito refrescante entre tanta corrección política. La segunda es la "contextualista", la de quienes consideran que el grito no es homofóbico en los estadios porque gritar puto "significa cobarde", como al final sentenció la FIFA. La tercera es la de la "corrección política" y engloba a quienes consideran que es inadmisible porque podría convertirse en un "grito de odio" si los aficionados se empiezan a gritar entre ellos y llegan a los golpes. La cuarta es la de la "inquisición rosa", los gays y sus aliados que creen que hay que erradicarlo y sancionar a quienes gritan en los estadios. Finalmente está la postura "queer", los hombres que se acuestan con hombres pero que no se consideran gays, se consideran queers, y para quienes el grito es hasta liberador, se ha resignificado. Puto es "motivo de orgullo".


Todas las posturas son bienvenidas en el debate y qué bueno que se haya generalizado el tema hasta el punto que el Piojo Herrera ya crea conveniente una junta después del Mundial para debatir sobre el grito en los estadios mexicanos. Mi postura no ha cambiado desde que empecé a escribir de este tema. Estoy a favor de la corrección política como un blindaje al odio, pero no considero que la sanción a la afición mexicana hubiese sido necesaria.


Creo que el futbol es de los pocos espacios donde la masculinidad y los ritos de cohesión entre hombres heterosexuales menos se han cuestionado. Después de todo, cuántos jugadores gay hay fuera del clóset, cuántos papás siguen enseñándole a sus hijos que el futbol hay que "jugarlo con huevos", "como hombrecitos", repitiendo lo que Michael Kimmel ha llamado dominance/privilege bonding (rituales de dominio/privilegio).


Soy consciente de que no todos los que gritan puto en los estadios son homofóbicos, muchos ¡hasta afirman tener amigos gays!, pero qué pasaría si mientras se da el grito en un estadio mexicano, una pareja gay se besa. ¿Qué pasaría si esa pareja gay está compuesta por dos hombres indígenas, de escasos recursos? ¿Cuántas de esas personas que gritan puto se lo gritarían ahora a esa pareja de enfrente? ¿Qué pasaría si el portero Guillermo Ochoa fuera gay y saliera del clóset y jugara en un partido con el América? ¿Le gritarían puto? ¿Se lo gritarán al portero abiertamente gay de Alemania? Con qué velocidad cambian los contextos...
A los defensores de la libertad de expresión les pregunto, qué pasaría si al que le gritan puto es a su hijo de 8 años en un partido o si a la selección mexicana le gritaran "indios" en los estadios. A los de la inquisición rosa les pregunto, qué cambiaría si se sanciona a la afición por gritar, pero fuera del estadio se sigue golpeando a gays en El Ángel como ocurrió recientemente. A los queers les preguntaría, y qué del gay en San Cristóbal que no ha leído teoría queer y al que diario le gritan puto. Gracias, FIFA, porque nos hiciste hablar de un tema que importa y que no es cortina de humo.


PD: en el Senado destaca la ausencia de senadores progresistas haciendo fila para formar parte de la Comisión de la Familia y defender la diversidad y el derecho a decidir.

Genaro Lozano es Politólogo por The New School for Social Research e Internacionalista por el ITAM. Profesor en la UIA desde el 2007 y en el ITAM (2005-2012). Coautor de varios libros académicos como Same Sex Marriage in Latin America: Promise and Resistance, La política exterior de México y ¿Qué es Estados Unidos? Analista político en CNN y el IMER. Conductor del programa Sin Filtro, en Televisa. Fue Subdirector de la Revista Foreign Affairs Latinoamérica.


 Twitter: @genarolozano

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