Fuente: www.embarazada.com
Para mantener un apropiado
equilibrio nutricional, la mujer embarazada puede incluir diariamente
proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales en sus comidas.
El correcto aporte proteínico queda garantizado con 150 gramos de carne,
pescado o ave. Es suficiente en la dieta, consumir hidratos de carbono por el
equivalente a dos platos de legumbres y un plato de arroz semanal. Además, se
sugiere comer 4 rebanadas de pan integral diariamente. El correcto aporte de
grasas queda garantizado con 20 gramos de margarina y dos cucharadas de aceite
para la ensalada.
Las proteínas
Proporcionan los aminoácidos
esenciales para la construcción de nuevos tejidos, así como para asegurar que
las enzimas, las hormonas y anticuerpos funcionen de manera efectiva. Durante
el embarazo necesitas el doble de proteínas, indispensables para la formación
de los tejidos fetales.
Se encuentran principalmente en:
carnes, pescado, huevos, granos, frutos secos y productos lácteos. También los
granos de soya son una fuente excelente de proteína vegetal que deben ser
combinados con cereales, almendras, avellanas, cacahuate, semillas de girasol,
nueces.
Es preferible consumir verduras
crudas bien lavadas o cocidas al vapor, porque pierden menos vitaminas que en
guisos muy elaborados.
En cuanto al hígado, a pesar de
ser un alimento rico en vitaminas, proteínas, hierro y fósforo, puede ser
nocivo si el animal al que perteneció fue engordado con sustancias hormonales
como el clenbuterol.
Vitaminas y minerales
Son esenciales para el
crecimiento del feto. La ingestión de productos frescos y complementos
farmacológicos indicados por el médico, proporcionan el mejor aporte a la
dieta. Algunas vitaminas se encuentran en gran concentración bajo la piel de
las frutas y las verduras, otras, especialmente la vitamina C (que previene los
estados anémicos y los resfriados), se destruye cuando se somete a cocción o se
procesa.
La vitamina B9 o ácido fólico, previene las malformaciones en el
embrión como la espina bífida. Su carencia está asociada con el desprendimiento
prematuro de la placenta, los vómitos, las hemorragias y los abortos
espontáneos. El ácido fólico se encuentra en todos los vegetales de hojas verdes,
los cereales integrales, el queso, los espárragos, los riñones, los huevos, los
cítricos, el kiwi, las fresas y los melones. También se recomienda ampliamente
por los médicos su ingesta como complemento en tabletas 1 diaria.
La vitamina D es necesaria para la absorción del calcio y el
fortalecimiento de los huesos, se relaciona con el desarrollo físico y se fija
en el organismo por los baños de sol. Este elemento se encuentra en la leche
completa, la yema del huevo, la mantequilla y la nata. Cuando tomes productos
lácteos, procura ingerir la grasa que contiene vitamina A y D.
La vitamina E interviene en la formación de glóbulos rojos y
regeneración de tejidos cutáneos. Su fuente principal son los aceites
vegetales, los cereales y los frutos secos.
Los minerales más requeridos por el organismo de la gestante son:
el calcio, el fósforo y el hierro. Este último se encuentra en las sardinas,
las ostras, los mejillones, las habas, las almendras, los higos, albaricoques y
ciruelas, en las espinacas, acelgas y berro. El propósito del hierro es
intervenir en la formación de glóbulos rojos en la sangre del niño.
El calcio interviene en la formación del esqueleto del feto y se
encuentra en los productos del mar como bacalao y caviar, el grano de soya,
levadura de cerveza, germinados, perejil, cacao, hojuelas de avena, nabo, col y
brócoli.
Las necesidades del fósforo se incrementan a partir del tercer mes
de gestación y es también indispensable en la formación del esqueleto del
embrión, lo contienen en abundancia productos marinos (atún y sardinas
especialmente), la carne de res, las aves, los ejotes secos, el cacahuate, las
nueces y los cereales.
En cuanto a la sal es recomendable disminuir su consumo si se es
muy aficionado a ella o suprimirla de la dieta si el médico lo indica. Sazonar
la comida no tiene que ser un problema, piensa más bien que al no comer salado
evitarás retener mucho líquido y disfrutarás mejor al saborear los platillos.
0 comentarios:
Publicar un comentario