La verdadera paternidad va mucho
más allá de la mera procreación; es un acto de amor, un ejercicio de
responsabilidad y una travesía a través de la cual los padres (sí, los hombres)
pueden descubrirse a sí mismos a través de sus hijos.
Si hasta ahora has limitado tu
ejercicio de la paternidad a ser el proveedor de tu familia, el que se impone,
el que tiene que lidiar en soledad con sus temores, el que ordena o el que
castiga, probablemente te has preguntado si todo esto tiene algún sentido y una
punzada te devuelve un ¡No!, ¡No! ¡No! Aunque hasta ahora lo hayas hecho muy
bien.
En escuelaparapadres.com queremos
compartir un camino alterno a la tradición, conscientes de que las cosas no
pueden seguir así, pero también de que el papel del padre no puede ser ni
eliminado, ni postergado, ni negado sin consecuencias trágicas para el hombre
que procreó, para el hijo que lo nombra y la mujer que ejerce como madre.
Este Día del padre, y todos los
días que le sigan, queremos que digas ¡Presente!, sabiendo cómo hacerlo.
El siguiente es un texto del
terapeuta argentino Sergio Sinay, de ayuda excepcional para padres fuera de
serie.
Un padre está presente cuando escucha, cuando simplemente escucha,
sin juzgar, sin impacientarse por encontrar o por tener una respuesta, cuando
sencillamente permanece y escucha.
Un padre está presente cuando su hijo adopta decisiones y caminos
propios, y aunque esos hechos y decisiones no coincidan con los deseados por el
padre, no hacen que éste se aparte del vínculo ni que lo condicione.
Un padre está presente cuando habla de sí mismo, de sus vivencias,
de sus sentimientos, de sus proyectos personales, de sus sueños y necesidades,
de sus aptitudes e ineptitudes, de lo que hace y de lo que siente, de sus
pasares y de sus pesares, cuando lo hace desnudándose sin falsos pudores y
dejándose recibir con sus insuficiencias, con sus ingenuidades, con su
vulnerabilidad, con su esperanza, con su humor, con sus facetas más
inexplicables.
Un padre está presente cuando pone el cuerpo en la relación con sus
hijos, cuando toca, acaricia, pellizca, sostiene, aprieta, suaviza, cuando da
lo que él es antes de lo que él tiene.
Un padre está presente cuando pregunta por actividades, por sueños,
por temores, por éxitos, por fracasos, por alegrías, por amores y por dolores
de sus hijos, y cuando se lo pregunta a ellos, directamente, sin
intermediarios, del modo que puede.
Un padre está presente cuando encuentra tiempo para acompañar a su
hijo en momentos graves o leves de la vida de éste: exámenes, peleas, derrotas,
victorias, visitas al médico, elección de ropa, partidas, llegadas, etcétera.
Un padre está presente en aquellas cosas que acabas de anotar como
tus propios e intransferibles actos de presencia.
Como ves, presencia se escribe
con P. Pero no es la P de proveer, producir, pegar o pagar. Es otra: es la P de
papá. Y ése es tu nombre.
Tomado de Sergio Sinay, Ser padre
es cosa de hombres. Redescubriendo y celebrando la paternidad, Océano/Nuevo
Extremo, México, 2001.
Fuente:
http://davidhuerta.typepad.com/blog/2010/06/padre-presente-padre-ausente.html
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