jueves, 3 de marzo de 2016

Panorama del liderazgo femenino en México.



Autor: Ilse Maubert Roura

Angela Merkel, canciller de Alemania; Dilma Rouseff, presidenta de Brasil; Meg Whitman, CEO de Hewlett Packard; y Jill Abramson, editora ejecutiva de The New York Times, tienen algo en común: saben lo que es conquistar sectores tradicionalmente masculinos. Incluso, Merkel fue considerada el año pasado como la mujer más poderosa del mundo por la revista Forbes. ¿La razón? Su determinación para preservar la Unión Europea y su influencia en el mundo.

Y es que según indican estudios del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (Ipade Business School), las mujeres ejercen un liderazgo que responde mejor a las necesidades de la nueva dinámica social y económica por ser más solidario, flexible, cooperativo, participativo y por trascender al mero interés económico. ¿Qué tan cierto es esto?

Las mujeres arriba

El talento y las habilidades directivas en hombres y mujeres son las mismas pero el enfoque es diferente. Leticia Jáuregui, fundadora de la asociación Crea Comunidades de Emprendedores Sociales –que provee asesoría y capacitación a mujeres emprendedoras de comunidades rurales– considera que la primer característica en una mujer líder es la empatía. “Toma en cuenta los sentimientos y expectativas de clientes, socios, empleados y aliados para tener un entendimiento más profundo y busca trabajar en equipo para sacar lo mejor de los demás”, asegura.

Juan Francisco Aguilar, director general de Dell México, destaca que las mujeres son buenas organizadoras pues al tener que dividir sus horas en distintos rubros, desarrollan la habilidad de hacer más en menos tiempo. “Administran mejor sus prioridades, su comunicación es más directa y aprenden a definir lo crítico y a desechar lo menos importante”.

Una investigación de la Universidad McMaster, de Canadá, considera además su capacidad para tomar decisiones: los hombres hacen caso a la tradición, las normas y regulaciones, mientras que las mujeres piensan más los intereses de todos los participantes y prefieren un enfoque de cooperación y consenso para tomar la decisión final. “Tenerlas en el gobierno corporativo o en altos puestos ya no es sólo lo correcto, sino la manera inteligente de llevar un negocio”, sentencia Chis Bart, quien condujo el reporte.

La organización estadounidense Catalyst –dedicada a promover el liderazgo femenino– señala también que las mujeres motivan más y mejor, se ganan la confianza de la gente y desarrollan más el potencial de sus subordinados. En cambio, los hombres prefieren un estilo basado en recompensar el logro de objetivos y castigar su incumplimiento.

Martha Rivera Pesquera, presidente del Consejo del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (Cimar), del Ipade, coincide al reconocer que por su psicología ellas son más maternales, delicadas y conciliadoras, y que esto lo trasladan a sus empresas. Pero advierte: no se trata de contraponer un estilo a otro, sino de sacarle el mejor provecho a cada uno ya que son complementarios. “Incluso hay hombres que poseen estas características y mujeres con personalidades más masculinas”, afirma.

Aun así, diversos estudios demuestran que la presencia femenina en las empresas está relacionada con un mejor desempeño organizacional, un manejo del riesgo más efectivo e incluso menores índices de bancarrota. A pesar de esto, sólo el 25% del talento femenino en México ocupa puestos de alta dirección; y la cifra baja al 7% si se trata de lugares en consejos de administración, según cifras del Ipade.

Pero la presidente del Cimar advierte que no basta con decidir que la mitad de los directivos sean mujeres. “Hay que identificar qué perfil necesita la organización y buscar al mejor candidato tomando en cuenta primero sus cualidades y luego a la persona”, advierte.

Orgullo y prejuicio

Las mujeres que deciden emprender son la otra cara de la moneda. Datos del 2012 del Inegi reportan que en México existen unas 461,500 empleadoras y unas 4.3 millones más trabajan por cuenta propia, lo que en conjunto representa el 26% del total de la población femenina ocupada.

Por su parte, la aceleradora de negocios Endeavor México apunta que el 19% de los emprendedores son mujeres y que de ellas, más del 40% de cuenta con estudios de universitarios. “Son personas preparadas, con alto nivel de iniciativa y creativas”, comenta Rivera, del Cimar. Y emprenden por necesidad económica o intelectual, por un reto personal y profesional o por independizarse.

Aunque la mayoría se inicia en negocios tradicionales de servicios, comercio o relacionados con sus intereses (cocina, educación, belleza) existen casos exitosos en sectores como la construcción, agroindustria y automotriz, según la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias (Ammje). En cuanto al tamaño, el 25% posee una microempresa (1-10 trabajadores), el 60% una pequeña (11-30), 12% una mediana (31-100) y 3% una grande (101 en adelante).

El panorama en comunidades de escasos recursos lo lideran las microempresas, donde incluso existen mujeres que operan negocios en giros que por lo común trabajan los hombres, como una vulcanizadora y una alfarería, comenta Jáuregui, de Crea. “No sólo generan empleos, también impactan en sus hogares porque sientan precedente y sirven de ejemplo para la familia y la comunidad. Eso las convierte en agentes de cambio social”.

Nuevos y viejos retos

El género femenino sigue representando la minoría en la esfera política del país: en 2012, el 33.6% de los senadores (128) fueron mujeres, mientras que en la Cámara de Diputados, el porcentaje era del 36.8% de 500. A nivel educativo, son más del 50% de los alumnos en bachillerato, licenciatura y posgrados, según la Secretaría de Educación Pública (SEP). En lo familiar, uno de cada cuatro hogares son sostenidos por una mujer y el 70.5% cuenta con aporte de ingresos femeninos.

Aunque ha habido avances, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que muchas mexicanas aún enfrentan importantes obstáculos, como:

Familia y profesión. De acuerdo con el Inegi, el 60.5% de las emprendedoras en México son casadas. Y la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope) indica que el 80% de las empresarias del sector son mamás de dos y tres hijos (46 y 24% respectivamente). Es decir que para la mayoría, la familia es una prioridad.
También hay que considerar que en México los hombres pasan menos de un tercio del tiempo que las mujeres invierten en el cuidado de los hijos o de la casa.

El teletrabajo. La flexibilidad en las organizaciones es un valor altamente apreciado pues les permite balancear las demandas familiares, personales y laborales. En su estudio Mamás de vuelta al trabajo, Regus –proveedor mundial de soluciones innovadoras para el espacio de trabajo– indica que hoy las empresas están adoptando modelos que incluyen el trabajo desde casa y el uso de la tecnología, así como la implementación de guarderías, mayor distribución de labores y apoyo a la maternidad.

Reincorporar a las madres ayuda a mejorar la productividad porque reduce los costos de capacitación y contratación, explica el reporte. De ahí que los cambios en las prácticas laborales sean necesarios para que las mujeres ingresen o se reincorporen a la vida laboral con facilidad.

Capacitación. Todavía falta fomentar en las mujeres la cultura emprendedora y dotarlas de habilidades y herramientas para ser competitivas, así como espacios de encuentro y formación. Porque mientras más entiendan al mundo empresarial, más ambiciosos serán sus modelos de negocio y mayor su éxito.

Como respuesta a esta necesidad surgió en 2012 The Founding Moms Latinoamérica, una comunidad de mujeres emprendedoras que además comparten el reto de ser madres. Según explica América Fernández, fundadora del capítulo mexicano, las participantes acuden a reuniones mensuales donde obtienen capacitación, aprovechan oportunidades como apoyos, herramientas y redes de contactos, hacen networking y comparten experiencias y consejos. A la fecha, cuentan con grupos en Distrito Federal, Satélite (Edoméx.), San Luis Potosí, SLP. y Monterrey, NL.

Acceso a crédito. Los emprendedores en general tienen problemas para obtener financiamiento. Pero las mujeres pueden padecer además de falta de credibilidad y una brecha en el ingreso salarial, lo que limita su acceso a servicios financieros, reconoce Rebecca Fries, co directora de Value for Women –organización que busca poner a las mujeres al frente del liderazgo económico de sus países–.

Redefinición de roles. Aún existe la creencia de que la mujer debe cumplir ciertos roles y funciones por su género dentro de la familia. Al respecto, Pilar Aguilar de Endeavor México, recomienda a las emprendedoras buscar una pareja “que comparta tu proyecto de vida y que se sume a tu sueño”.

La presidente del Cimar explica que las nuevas generaciones ya están logrando ese cambio de paradigmas. “Las familias actuales necesitan el doble de ingreso para vivir bien, lo que orilla a que ella también trabaje o emprenda y a que el hombre sea corresponsable de la casa y los hijos”.


Fuente:http://www.soyentrepreneur.com/25709-panorama-del-liderazgo-femenino-en-mexico.html

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