Con la intención de bajar el número de muertes por parto,
hace algunas décadas, la medicina decidió intervenir en el proceso de parto
instaurando en forma progresiva una serie de procedimientos como la
episiotomía, la cesárea, etc. De esta manera, el parto comenzó a llevarse a
cabo en hospitales y no en casa, como se acostumbraba.
Ahora, una serie de iniciativas mundiales apoya la idea del
llamado parto humanizado, algo así como volver a los nacimientos en donde la
madre y el hijo eran los protagonistas, en un ambiente relajado en donde haya
la menor intervención médica posible.
El parto y el nacimiento humanizado son una tendencia
mundial en la que se considera la necesidad de que se intervenga lo menos
posible en el proceso de dar a luz. Esto significa que los padres pueden
decidir aspectos como: el parto que desean tener, en dónde desean tenerlo y
quienes pueden estar en el momento.
Adicionalmente, en el parto humanizado no se realizan
procedimientos médicos “rutinarios” que en ocasiones son innecesarios como la
cesárea, la episiotomía, el rasurado en la mujer del pubis, la desinfección, la
estimulación de las contracciones uterinas por medio de medicamentos.
Pero uno de los momentos más importantes del parto
humanizado es el vínculo inmediato que, una vez que nace el pequeño, deben
tener madre e hijo, esto significa que se debe evitar someter al bebé a
cualquier maniobra innecesaria antes de que su madre lo tenga en brazos.
La Organización Mundial de la Salud recomienda varias prácticas
en la atención del parto humanizado:
1.- El equipo sanitario debe prestar apoyo emocional.
2.- Libertad de movimiento y posición durante el trabajo de
parto.
3.- No hacer episiotomía de rutina.
4.- No hacer rasurado de rutina.
5.- No hacer monitoreo fetal electrónico de rutina.
6.- Permitir toma de líquidos y alimentos en trabajo de
parto.
7.- Restringir el uso de oxitocina, analgesia y anestesia.
8.- Limitar la tasa de cesárea al 10-15%, (en México supera
el 45%).
9.- Poder decidir sobre la vestimenta (la suya y la del
bebé), comida, destino de la placenta y otras prácticas culturalmente
importantes.
El parto en México
Aunque el parto debería ser en la mayoría de los casos un
proceso natural y fisiológico, en México en los últimos años, se ha observado
un significativo aumento en la práctica de cesáreas, cuatro de cada diez
nacimientos son llevados a cabo con este método, muchos de ellos, sin
requerirlo. Siendo que en la gran mayoría de los casos (90 %) el parto es un
acontecimiento normal, que no requiere ninguna intervención, si bien es cierto
que hay una minoría que si necesitará de la actuación médica, muchos de estos
casos pueden ser previstos con un buen control prenatal, aunque algunos pocos
casos puede presentarse de improvisto, esto justifica que los partos se
realicen hoy en hospitales-maternidades equipadas con personal entrenado y
equipamiento adecuado para intervenir en forma oportuna, rápida y eficiente.
La Asociación Pro lactancia Materna, (Aprolam), la
Confederación Nacional de Pediatría de México, (Conapeme), y Phillips Avent han
hecho esfuerzos para que en México se cuenten con espacios en donde llevarse a
cabo los nacimientos humanizados. El Dr. Reyes, Presidente de Aprolam señala:
“hoy se propugnan los siguientes puntos fundamentales para un parto fisiológico
y humanizado: Parto natural, inicio espontáneo y terminación vaginal, demora en
el corte del cordón umbilical, cesárea solo en casos seleccionados y a tiempo
adecuado, 38 semanas cumplidas o cuando inicie el trabajo de parto, contacto
piel a piel, desde el nacimiento la internación conjunta madre hijo a todo
tiempo, alimentación a pecho materno exclusivo”.
Maternidades
centradas en la familia
Los beneficios, según
el especialista de los partos humanitarios abarcan, incluso el amamantamiento,
ya que el contacto piel a piel ayuda a la mujer con el proceso de lactancia
inmediata, por lo que el primer alimento que recibe el bebé es la leche de su
madre.
Estos y otros beneficios como el de menos dolor al momento
del parto hacen que especialistas a nivel mundial pugnen por lo que han llamado
“Maternidades centradas en la familia”. En esta nueva visión los esfuerzos se
dirigen al bienestar familiar integrado: estructuras que semejan un dormitorio,
donde la madre realiza el trabajo de parto en compañía de su esposo, el
nacimiento en la misma habitación y el pequeño permanece alojado con su madre,
todo esto sin descuidar los controles de médicos y enfermeras, la atenta
observación del proceso fisiológico de transición de la vida fetal a la vida
independiente para detectar y tratar oportunamente las desviaciones que puedan
presentarse.
Contacto piel a piel:
sus beneficios
“El contacto precoz
piel a piel del bebé con su mamá, consiste en colocar al recién nacido desnudo
en posición boca abajo sobre el torso desnudo de la madre. Históricamente ha
sido así para la supervivencia del neonato pero en la actualidad, la mayoría de
los bebés nacidos en hospitales son separados rápidamente de la madre”, añade
el Presidente de Aprolam.
El fundamento para el
contacto piel a piel se basa en estudios realizados en animales. En la biología
de los mamíferos, el contacto con la madre luego del nacimiento es
absolutamente necesario para suscitar las conductas innatas del neonato y de la
madre que conducen a una lactancia satisfactoria y la supervivencia de la cría;
la separación produce llanto y conductas de “protesta”, los estímulos
sensoriales como tacto, calor y olor, producen en la madre liberación de
hormonas que promueven la formación de leche y las conductas de crianza
materna.
Estudios realizados en recién nacidos humanos prueban que al
ser colocados en contacto piel a piel inmediatamente después de nacer aparecen
conductas innatas específicas de mamíferos, los bebés buscan y localizan el
pezón materno, es un período de reconocimiento que predispone y prepara a las
madres y a los bebes para desarrollar pautas de interacción sincrónicas y
reciprocas que se repiten siempre que estén juntos y en contacto íntimo. Las
rutinas hospitalarias postparto suelen perturbar estas conductas innatas.
Se halló que los bebés que permanecieron más de 50 minutos
en contacto íntimo presentaron ocho veces más probabilidades de lactar de forma
espontánea, mayor calidad y duración de la lactancia, por lo que se cree que
este periodo inicial es un componente crítico en lo que respecta al éxito de la
lactancia.
En cuanto al temor de que el recién nacido se enfríe, varios
estudios han medido la temperatura antes, durante y después del contacto piel a
piel demostrando que el bebé mantiene su termorregulación, se produce un paso
de calor del cuerpo más caliente (madre) hacia el recién nacido por conducción
a través de la superficie de contacto hasta alcanzar un equilibrio térmico.
La utilización de la técnica de contacto piel a piel en
forma prolongada ha sido ampliamente usada también en prematuros para reducir
la morbilidad y mortalidad, concluyendo que es una práctica alternativa más
económica a la terapia convencional para ser aplicada en los prematuros
estables, a esta modalidad algunos la llaman “madre canguro”.
Si bien en México aún no está extendida esta nueva
concepción del parto, muchos organismos trabajan en su difusión para que sea
una realidad pronto en todas las familias mexicanas.
Fuente: http://mibebeyyo.com.mx/parto/que-es-el-parto-humanizado/
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