Dar de mamar es uno de los actos más naturales de la vida, pero requiere práctica. El arte de sujetar y sostener a tu bebé en una posición cómoda exige coordinación y paciencia. Pero merece la pena el esfuerzo de buscar un método que les sirva a ti y a tu bebé. Después de todo, ustedes dos van a pasarse muchas horas lactando todos los días. Aquí te presentamos algunas de las posiciones más frecuentes y aconsejables, además de varias sugerencias para facilitar el acto de amamantar.
Fotografías de Jeb Wallace-Brodeur
Agarre de Cuna
Esta
posición clásica requiere que coloques la cabecita del bebé en el hueco de tu
brazo. Siéntate en una silla que tenga unos brazos bien firmes o en una cama
con muchas almohadas. Reposa tus pies en un taburete, en una mesita de café o
sobre cualquier superficie elevada para evitar tener que inclinarte hacia el
bebé. Ponlo en tu regazo (o sobre una almohada colocada en tu regazo) de modo
que quede tumbado sobre un lado y con la cara, pancita y rodillas mirándote a
ti. Luego coloca su brazo bajo el tuyo.
Si le toca mamar de tu seno derecho, deja que su cabeza descanse en el hueco de
tu brazo derecho. Extiende tu antebrazo y tu mano a lo largo de su espalda para
sujetar su cuello, espina dorsal y colita. Ajusta sus rodillas contra tu cuerpo
por encima o ligeramente debajo de tu seno izquierdo. Debería estar tumbado
horizontalmente o en un suave ángulo.
Óptima para: La posición de cuna normalmente funciona muy bien con
bebés nacidos al término normal y por parto vaginal. Algunas madres dicen que
este tipo de agarre dificulta el guiar la boquita del bebé hasta el pezón, así
que posiblemente prefieras utilizarlo sólo a partir de que el bebé desarrolle y
fortalezca los músculos del cuello (al mes, normalmente). Las mujeres que han dado
a luz por cesárea quizás sientan que la posición pone excesiva presión en su
abdomen.
Agarre Cruzado
También
se denomina agarre de cuna cruzada, aunque difiera del anterior en que la
cabeza del bebé no queda apoyada en el hueco de tu brazo, sino que los brazos
intercambian sus papeles. Si estás dando el pecho con tu seno derecho, utiliza
la mano y brazo izquierdos para sujetar el bebé. Gira un poco su cuerpo para
que su pecho y pancita queden directamente frente a ti. Coloca tu mano detrás
de su cabeza, bajo sus oídos, y con tus dedos guía su cabecita hacia tu
pezón.
Óptima para: Esta posición puede ser idónea para los bebés e
infantes que tienen problemas para acoplarse al pezón.
Agarre de fútbol
americano
Como
su propio nombre indica, en esta posición colocas al bebe bajo tu brazo (en el
mismo lado en que le estás dando el pecho), como si agarraras una pelota de
fútbol americano (rugby) o un bolso de mano. Primero, coloca al bebé a tu lado,
bajo el brazo, de modo que mire hacia ti, con su naricita al mismo nivel que tu
pezón y sus pies apuntando hacia tu espalda. Descansa tu brazo en una almohada
colocada sobre tu regazo o justo a tu derecha y, con la mano, sujeta los
hombros, cuello y cabeza de tu bebé. Con el agarre "C" (ver abajo en
la sección de consejos) dirige su boca hacia tu pezón, la barbilla primero.
Pero hazlo con cuidado no lo empujes tanto hacia tu
seno que se resista y acabe arqueando su cabeza contra tu mano . Utiliza tu antebrazo para sujetarle la parte de arriba de la
espalda.
Óptima para: Esta puede ser una buena posición en caso de que hayas
dado a luz por cesárea (así el bebé no tiene que apoyarse en tu estómago). Y si
el bebé es muy chico o tiene problemas acoplándose al seno, este agarre te
permite dirigir su cabecita hasta tu pezón. También es bueno para mujeres con
senos grandes o pezones planos, así como para las mamás de gemelos.
Agarre en Posición
Reclinada
Si
quieres dar el pecho estando tumbada de lado pide a tu compañero que coloque
varias almohadas detrás tuyo para que tu espalda quede bien apoyada. También
puedes colocar una almohada bajo tu cabeza y hombros y otra entre tus rodillas
dobladas. El objetivo es que tu espalda y tus caderas formen una línea recta.
Ponte al bebé justo enfrente tuyo, acércatelo y reposa su cabecita sobre la
mano de tu brazo inferior. También puedes reposar su cabeza en el brazo que
queda junto a él y colocar tu otro brazo bajo tu cabeza para que no te estorbe.
Si ves que el bebé tiene que estar más arriba y más cercano a tu seno, ponle una
almohada o una cobija doblada debajo de la cabeza. Tu bebé no debería hacer
ningún esfuerzo para alcanzar el pezón y tú tampoco tendrías que doblarte para
hacerlo llegar hasta él.
Óptima para: Dar el pecho estando tumbada puede ser una buena
opción si te estás recuperando de una cesárea o de un parto difícil, si te
resulta incómodo estar sentada o si le das el pecho en la cama, tanto de noche
como de día.
Apoya bien tu cuerpo:
Elige una silla o sillón cómodo que tenga brazos firmes y usa almohadas muchas para apoyar bien la espalda y
los brazos. (La mayoría de los sofás no ofrecen un
respaldo adecuado para sentarse y amamantar). Pon algunas almohadas también
bajo los pies para evitar tener que inclinarte hacia tu bebé. Un taburete, una
mesita de café o una pila de libros también pueden cumplir la misma función.
Asimismo, puedes colocar una almohada o una manta plegada sobre tu regazo para
no doblarte hacia adelante. Sea cual sea la posición que elijas, asegúrate de
que acercas el bebé a tu pezón y no al contrario.
Dale buen soporte a tus senos:
Durante la lactancia, tus pechos van a ir aumentando de peso y de tamaño. Al
dar el pecho, utiliza la mano que te queda libre para sujetarte el seno con un
agarre "C" (cuatro dedos bajo el seno y el pulgar arriba). Otra
posibilidad es lo que se denomina agarre "V" (el seno queda sujeto
entre los dedos índice y medio). Nota: es importante mantener los dedos al
menos dos pulgadas (5 cm.) detrás del pezón y la areola para que el bebé no los
chupe.
Dale buen soporte a tu bebé:
Si tu pequeño se siente cómodo y seguro, mamará mucho más feliz y eficazmente.
Utiliza tu brazo y tu mano, además de las almohadas o una cobija doblada para
darle apoyo a la cabeza, cuello, espalda y caderas del bebé y mantenerlas
rectas. También puedes "envolver" al bebé apretadito o
colocarle con suavidad los bracitos a los lados para que succione más
fácilmente.
Varía tu rutina:
Prueba hasta encontrar la postura en la que te encuentres más cómoda. Muchas
mujeres descubren que el mejor método para evitar la congestión de los
conductos de la leche es alternando las posiciones de lactancia. Como cada
posición pone presión en diferentes partes de tu pezón, así también evitarás el
dolor de pezones. Otro consejo; si en cada toma vas alternando el seno con el
que empiezas a amamantar, aumentará también tu producción de leche.
Primero relájate, luego da de mamar:
Respira hondo unas cuantas veces, cierra los ojos y piensa en cosas agradables,
tranquilas. Ten cerca de ti un vaso grande de agua fresca, leche o jugo para
beber mientras das el pecho: la hidratación ayuda a producir leche.
¿Hora de parar?
Idealmente será tu bebé quien decida que ya tiene suficiente una vez que haya
agotado ambos senos. Si necesitas variar de posición, cambiarlo al otro seno o
terminar la sesión de lactancia por cualquier motivo mete muy suavemente tu
dedo en la comisura de su boca. Si escuchas un ligero "pop", quiere
decir que se ha interrumpido la succión (¡que puede ser muy fuerte!) y ya
puedes retirar a tu bebé.
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