Autor: Maricarmen Medina-Mora
Mientras el país parece desmoronarse en medio de una crisis
de violencia e inseguridad, surge, con el Índice de Paz México 2015, lo que
pareciera ser un rayo de esperanza. El Índice, elaborado por el Instituto para
la Economía y la Paz (IEP), revela que la paz a nivel nacional ha aumentado 16%
desde 2011, principalmente como resultado de la disminución de la tasa de
homicidios en un 30%. Asimismo, señala que el nivel de delincuencia organizada
mejoró 25% y la tasa de delitos con violencia descendió 12%.
Sin embargo, al observar el Índice más a detalle, el
optimismo se vuelve meramente momentáneo. A pesar de que los niveles de paz en
México mejoraron entre 2011 y 2014, apenas se acercan a los de 2007, cuando se
disparó la crisis de violencia en el país. Aunado a esto, al hacer un análisis
de los cambios en el nivel de paz desde 2003, el IEP señala que el país es 18%
menos pacífico. Por lo tanto, es muy precipitado determinar si la disminución
de la violencia en los últimos dos años es una tendencia.
Para tener un diagnóstico más preciso sobre la situación de
la violencia es necesario tomar 3 factores en cuenta: la cifra de incidencia
delictiva, la cifra negra y la percepción de seguridad.
El IEP utiliza las
cifras oficiales disponibles para calcular la incidencia delictiva, así como
encuestas y asesoría para completar la información faltante y la cifra negra.
Respecto a la percepción de la población sobre la seguridad se observa una
contradicción entre el aumento en el grado de paz que reflejan las cifras
oficiales y la percepción de la población. Tal como se desprende de los
resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana
(ENSU), el 67.2% de la población modificó su hábitos por temor a sufrir algún
delito, mientras que el 64.8% no dejó que sus hijos menores salieran de casa
solos y el 50.9% cambió de rutinas.
Además, al hacer un análisis de los 3 pilares que el IEP
identifica como determinantes para la paz en México, el panorama parece
empeorar. El primer pilar es buen funcionamiento del gobierno, y el desempeño
del gobierno mexicano, sobre todo en los últimos meses, no es ni remotamente
bueno. El segundo pilar son bajos niveles de corrupción, algo que se ve muy
lejano para nuestro país. En el último Índice de Percepción de la Corrupción de
Transparencia Internacional, México se ubicó en la posición 103 de 175 países,
lo que lo coloca cerca de países como Bolivia, Moldavia y Níger. Asimismo, una
encuesta realizada por el periódico Reforma en febrero pasado afirma que el 60%
de los mexicanos considera que la corrupción ha aumentado en este sexenio. Por
último están las buenas relaciones con los vecinos, también denominadas capital
social. El IEP asegura que los estados con un mayor capital social mayor
tendrán mejores niveles de paz. Sin embargo, tantos años de violencia,
inseguridad, corrupción e impunidad tienen al país inmerso en crisis y
desconfianza por lo que es difícil motivar a la población para que se involucre
en el proceso de paz.
El Índice también subraya que el valor económico de la
violencia ha disminuido en los últimos dos años, sin embargo el costo sigue
siendo altísimo, ya que está cercano a los 3 billones de pesos, lo que equivale
al 17.3% del PIB. Es decir, la violencia le cuesta a cada mexicano 24,844
pesos. Además, un estudio realizado por Ethos Laboratorio de Políticas Públicas
revela que el gasto público en materia de seguridad aumentó 200% entre 2001 y
2013, con escasos resultados.
A pesar de que la paz en el país se ve aún muy lejana, en el
análisis de paz positiva, es decir “el conjunto de instituciones, estructuras y
actitudes que crean y dan sustento a sociedades pacíficas,” México tiene un
“excedente de paz positiva.” El IEP lo clasifica como el país con el mayor
potencial para reducir la violencia, esto en gran parte gracias a su capacidad
institucional.
De igual manera, el Índice tiene un factor diferenciador: su
enfoque en la construcción de la paz. En los últimos años, la violencia en
México ha sido analizada exhaustivamente pero en rara ocasión se hace desde un
enfoque positivo cuyo objetivo sea la búsqueda de soluciones. Aubrey Fox,
Director Ejecutivo del IEP, señala que más que un índice que muestre todo lo
negativo en términos de violencia, lo que buscan es entablar una discusión
sobre qué se puede hacer para lograr la tan anhelada paz.
Por lo general los índices son controversiales, pero más
allá de las conclusiones negativas se deben rescatar los aspectos favorables.
Los homicidios y los delitos con violencia han disminuido, y se ha habido una
mejora en el el nivel de delincuencia. Además, hay que subrayar que el país,
con su capital humano, marcos legales y estructuras institucionales, tiene todo
el potencial para reducir los altos niveles de violencia.
Como señala el IEP, es muy pronto para considerar el aumento
en los niveles de paz como un análisis prospectivo. Además, la percepción de la
población respecto a la inseguridad no ha mejorado, por lo que los resultados
del Índice deben observarse con cierto escepticismo. No obstante, el gobierno
puede emplear los datos de los últimos 3 años como un salvavidas temporal para
el deterioro de su imagen, sobre todo a nivel internacional.
Maricarmen Medina - Mora es Coordinadora de Comunicación en
Ethos Laboratorio de Políticas Públicas.
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