Uno de los sectores más
vulnerables al suicidio son los adolescentes, pues este acto representa la
tercera causa de muerte en ese grupo poblacional, asegura Emilia Lucio Gómez
Maqueo, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM).
La especialista plantea que en
1998 las autolesiones, actividad relacionada con el suicidio, representaron 1.8
por ciento de los problemas de salud mental entre los jóvenes y, de no
atenderse, para 2020 alcanzará 2.4 por ciento.
Se trata de uno de los problemas
de salud más trágicos a escala internacional. En septiembre de 2014, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primer informe exhaustivo
sobre el suicidio, en el que asienta que una muerte auto infligida ocurre cada
40 segundos en alguna parte del mundo, lo que representa que cada año más de
800 mil personas de todas edades se suicida, cifra mayor a las víctimas de guerras
o catástrofes naturales.
El reporte agrega que por cada
deceso provocado por esta causa hay 20 intentos. En 2012 la tasa mundial de
personas que se quitaron la vida fue de 11.4 por cada 100 mil habitantes.
La investigadora de la UNAM
asevera que en México existe una tasa de prevalencia general de suicidios de
6.5 por cada 100 mil habitantes, pero la cifra se eleva en el caso de los
adolescentes.
Datos del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) muestran que en 2012 se registraron 826 suicidios
entre chicos de 15 a 19 años de edad, lo que representó una tasa de 7.4 muertes
por cada 100 mil adolescentes en México.
Estos números casi se han
triplicado de 1990 a la fecha. Los indicadores revelan que hace 24 años por
cada 100 mil adolescentes se suicidaban cuatro hombres y 1.4 mujeres, mientras
en 2012 las cifras pasaron a 10.5 y 4.3, respectivamente.
Aguascalientes, Colima, Distrito
Federal, Guanajuato y Tabasco son las entidades donde más adolescentes se
suicidan, con un promedio de 11 defunciones por cada 100 mil jóvenes de 15 a 19
años. Baja California y Sinaloa son los estados que menos presentan este
problema: tres suicidios por cada 100 mil adolescentes.
El método más utilizado por los
adolescentes suicidas, tanto mujeres como hombres, fue el ahorcamiento,
estrangulamiento o sofocación (72.6 y 86.4 por ciento, respectivamente).
En el caso de los varones el
segundo método más usado fue el disparo con arma de fuego (7.1 por ciento) y
entre las mujeres el envenenamiento por gases, vapores, alcohol y plaguicidas
(15.6 por ciento).
La vivienda particular es el
sitio en donde más frecuentemente se quitan la vida los adolescentes (77.4 por
ciento).
Al respecto, Emilia Lucio Gómez
Maqueo comenta que se trata de un problema de salud pública multifactorial que
sigue un curso más o menos definido (ideación, planeación e intento), en el que
influyen factores de riesgo biológico, sicológico y social.
Muchos casos clínicos de
adolescentes manifiestan que desean suicidarse como una especie de revancha
contra los padres "para que estén muy tristes".
Hasta hace unos años, prosiguió,
los niños y adolescentes estaban más protegidos en todos sentidos, los padres
tenían recursos suficientes para cuidarlos y educarlos, ahora los salarios de
la mayoría no alcanzan ni siquiera para darles una alimentación adecuada; ante
esa situación, no basta con crear una institución o legislar, sino remediar los
problemas sociales que los afectan.
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