lunes, 9 de noviembre de 2015

El proceso de duelo



Autor: Jorge Bucay

¿Qué es el duelo?

El duelo es ese estado de pensamiento, sentimiento y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona amada o algo significativo para nosotros, asociándose a síntomas físicos y emocionales. La pérdida es psicológicamente traumática en la misma medida que una herida o quemadura, por lo cual siempre es dolorosa. Necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal.

Proceso de duelo

“El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, Buda Sakyamuni

La doctora Elisabeth Kübler-Ross (click para visitar webiste), una de las grandes especialistas en tanatología, describió el proceso de duelo en cinco etapas:

1. Negación: La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Representada por frases como: Me siento bien, esto no me puede estar pasando, no a mí, etc.

2. Ira o Enojo: El enfermo se rebela contra la realidad, frecuentemente se pregunta ¿Por qué yo? Todo le molesta, todo le incomoda, nada le parece bien. Recordar su estado le inunda de enojo y rencor, a veces se necesita de esta fase para poder aceptar esta condición.

3. Negociación: “Dios, déjame vivir al menos para ver a mis hijos graduarse”, “haré cualquier cosa por un par de años más”. La tercera etapa involucra la esperanza de que el individuo pueda de alguna manera posponer o retrasar el tiempo o la muerte.

4. Depresión: Durante la cuarta etapa, la persona que está viviendo un duelo o muriendo, empieza a tener consciencia y a comprender lo que está ocurriendo. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.

5. Aceptación: Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor… la vida se va imponiendo. Además, los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer.

Kübler-Ross originalmente aplicó estas etapas a las personas que sufren enfermedades terminales, para posteriormente hacerlo ante cualquier pérdida (empleo, ingresos, libertad) o eventos significativos en la vida tales como la muerte de un ser querido, divorcio, farmacodependencia, un diagnóstico de infertilidad, etc.

Estas etapas no necesariamente suceden en el orden descrito arriba, ni todas estas son experimentadas por todos las personas. El proceso de duelo es altamente personal y no debe ser acelerado, ni alargado, por motivos de opinión de un individuo. Uno debe ser meramente consciente de que las etapas van a ser dejadas atrás y que el estado final de aceptación va a llegar.

¿Cómo sobrevivir al proceso de duelo?

  • Permitirse estar de duelo: darse permiso para sentirse mal, necesitado, vulnerable, etc.
  • Abrir el corazón al dolor: expresar las emociones que surjan en lugar de reprimirlas.
  • Darse tiempo para recorrer el proceso de duelo y sobre todo aprovechar ese tiempo para superar el duelo.
  • Ser amable consigo mismo, no olvidar de quererse a sí mismo, lo que implica también ser paciente con respecto a la superación del dolor.
  • No tener miedo de volverse loco: las emociones y sensaciones de tristeza, enojo y dolor son normales en esas circunstancias.
  • Aplazar algunas decisiones importantes, ya que no se tiene el 100% de la concentración.
  • No descuidar la salud (física y emocional).
  • Agradecer las cosas pequeñas que siguen existiendo en nuestra vida.
  • No temer pedir ayuda.
  • Ser paciente con los demás, algunos también están sufriendo por nuestra pérdida y otros tratan de ayudarnos aún sin saber cómo hacerlo.
  • Darse tiempo para descansar y paulatinamente para empezar a tener momentos de esparcimiento.
  • Confiar en nuestros recursos para salir adelante (en caso de que no sean suficientes volver a recordar que podemos pedir ayuda).
  • Aceptar lo irreversible de la pérdida.
  • Tener en mente que elaborar la pérdida (seguir nuestra vida de manera “feliz”) no es olvidar.
  • Aprender a vivir “de nuevo”, lo que implica aprender a vivir sin algo o sin alguien, de otra forma, y que esta forma sea positiva para nosotros.
  • Centrarse en la vida y en nuestros seres queridos que siguen vivos.
  • Definir nuestro significado con respecto a la muerte.
  • Volver a nuestra fe.
  • Buscar las puertas abiertas: estar atentos a las oportunidades o cosas buenas de la vida que se nos van presentando.
  • Cuando se tenga un buen trecho recorrido con respecto al proceso de duelo, compartir nuestra propia experiencia a otros.



Fuente: http://tanatologia.org.mx/que-es-tanatologia/

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