Autor: Javier Etxezarreta.
Son muchas las pruebas que una pareja supera a lo largo de
su vida, pero ninguna de ellas prepara a dos personas para afrontar un
diagnóstico de cáncer. Tras el impacto sentimental, cada pareja debe luchar
unida utilizando como arma una comunicación que permita llorar, proponer y
preguntar, nunca imponer.
Recibir un diagnóstico de cáncer supone un
impacto emocional y psicológico enorme tanto en el paciente como en sus
familiares. Estas nuevas sensaciones pueden derivar en comportamientos
que refuercen o compliquen la vida en pareja de los
enfermos oncológicos.
Sin embargo, en el fondo de esta mezcla de sentimientos
existen aspectos que el paciente y su pareja pueden trabajar mediante talleres
de aprendizaje, con la intención de combatir la enfermedad con la mayor
normalidad posible.
Recibir el diagnóstico, una prueba para la pareja
Marta De la Fuente, psicooncóloga de MD Anderson Cancer
Center Madrid. EFE-Foto cedida por MD Anderson Cancer Center Madrid
La noticia de cáncer pone a prueba a los
pacientes y sus parejas debido al estrés sentimental que se produce, con
sensaciones que van desde el miedo a la angustia, ya que “este tipo de
diagnóstico, por muy bien que lo lleves, vas a sentir emociones negativas”,
apunta Marta De la Fuente, psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid.
“El ser humano nos demuestra que ante una enfermedad como
esta tenemos capacidad para luchar contra ella y además ser un apoyo”, explica.
Esta lucha contra la enfermedad puede generar problemas
comunicativos en la pareja si se pelea en solitario, pero en ocasiones se
observa el efecto contrario, en el que se llegan a experimentar
momentos de intimidad y de unión muy fuertes.
El día a día, una cuestión de comunicación
Más allá del imaginario que existe sobre cómo se afronta
este tipo de diagnóstico, en la intimidad cada persona desarrolla sus propios
miedos como el sentimiento de dependencia del paciente o el temor a no ser de
ayuda por parte de la pareja. El primer paso para afrontarlos
es la escucha activa y la empatía.
La comunicación empieza con una pregunta que deje de
presuponer lo que siente el paciente o imponer un estado de ánimo determinado
para empezar a consultar, hablar y proponer.
“Depende de cada pareja, no existen unas pautas
estrictas, es una cuestión de naturalidad, de sentirse con la libertad de
expresar emociones”, afirma Marta De la Fuente.
Para que los sentimientos manifestados contribuyan a
reforzar la relación de pareja es necesario que se expresen desde el
respeto y desde un punto de vista flexible, ya que una persona que
quiera desahogarse “no quiere decir que se quiera desahogar todos los días”,
señala.
El acercamiento a la naturalidad en una situación complicada
supone desarrollar habilidades comunicativas en las que se eviten los sermones
o las imposiciones, por lo que si un enfermo oncológico quiere llorar
debería poder hacerlo sin que su pareja le bloquee ese sentimiento.
La sexualidad, un reto de comprensión
La reducción del apetito sexual puede producirse por el
cambio hormonal generado en los cánceres de mama u ovario, por la
afectación de la erección del miembro masculino en el cáncer de próstata o
debido a la bajada del estado de ánimo fruto del tratamiento con quimioterapia.
“Muchos pacientes me transmiten que ya no tienen tanto
apetito sexual porque están cansados”, indica.
Intentar desarrollar una vida normal no quiere decir que se
olvide la situación médica que se está viviendo. Por ello, los miedos y
fobias surgidas de la falta de deseo o los problemas fisiológicos para tener
sexo se deben afrontar a través de la comprensión por parte de las parejas.
El objetivo de los talleres que trabajan la sexualidad en
los pacientes oncológicos es eliminar la idea de que “no pueden tener
una vida sexual activa”, afirma Marta De la Fuente.
Una pareja, dos personalidades unidas contra el cáncer
Hablar, llorar o reír juntos en una situación complicada no
quiere decir que cada miembro pierda su personalidad en la relación de pareja,
sino que “dentro de ser un trabajo conjunto y que estén unidos para
luchar contra la enfermedad, es muy importante que no se pierda la
individualidad”,destaca Marta De la Fuente.
Para que la pareja pueda ser un pilar con el que el paciente
oncológico pueda contar, debería mantener su propia individualidad sin
dejar de cuidar sus relaciones sociales o su alimentación en favor de
proteger a su pareja de cualquier sentimiento negativo.
En una situación de victimismo del paciente “la pauta que
a lo mejor le digo a la pareja es marca límites, empieza a decir que no y
comienza a hacer tu vida”, manifiesta Marta De la Fuente.
Dejar que todo gire alrededor del paciente puede llevar a la
pareja a anularse, olvidando que “existen unos derechos humanos básicos que
tiene tanto el paciente como el familiar, la pareja”, indica la psicooncóloga
de MD Anderson Cancer Center Madrid.
Cada caso supone un mundo diferente en el que cada paciente
desarrolla un rol como sistema de defensa que suele variar entre el
victimismo, la excesiva independencia ante el miedo a ser una carga o la
desmesurada preocupación por sus familiares.
En aquellos casos en los que la individualidad del paciente
se reduce en favor de su pareja, la especializada en ansiedad y estrés Marta De
la Fuente recomienda un cambio de actitud bajo una idea: “ahora vamos a pensar
en ti”
“Esto no es una competición para decidir quién sufre más,
no podríamos decir quién sufre más”, recalca.
Se pueden dar recomendaciones, trabajar diferentes aspectos
u opinar libremente sobre lo que es o no es conveniente, pero al final de todos
los comentarios y opiniones los resultados están en la intimidad de cada
pareja.
Fuente: http://www.efesalud.com/noticias/cancer-en-pareja-no-callarse-no-imponer/
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