Autor: Ilse Maubert Roura
Angela Merkel, canciller de
Alemania; Dilma Rouseff, presidenta de Brasil; Meg Whitman, CEO de Hewlett
Packard; y Jill Abramson, editora ejecutiva de The New York Times, tienen algo
en común: saben lo que es conquistar sectores tradicionalmente masculinos.
Incluso, Merkel fue considerada el año pasado como la mujer más poderosa del
mundo por la revista Forbes. ¿La razón? Su determinación para preservar la Unión
Europea y su influencia en el mundo.
Y es que según indican estudios
del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (Ipade Business
School), las mujeres ejercen un liderazgo que responde mejor a las necesidades
de la nueva dinámica social y económica por ser más solidario, flexible,
cooperativo, participativo y por trascender al mero interés económico. ¿Qué tan
cierto es esto?
Las mujeres arriba
El talento y las habilidades
directivas en hombres y mujeres son las mismas pero el enfoque es diferente.
Leticia Jáuregui, fundadora de la asociación Crea Comunidades de Emprendedores
Sociales –que provee asesoría y capacitación a mujeres emprendedoras de
comunidades rurales– considera que la primer característica en una mujer líder
es la empatía. “Toma en cuenta los sentimientos y expectativas de
clientes, socios, empleados y aliados para tener un entendimiento más profundo
y busca trabajar en equipo para sacar lo mejor de los demás”, asegura.
Juan Francisco Aguilar, director
general de Dell México, destaca que las mujeres son buenas organizadoras pues
al tener que dividir sus horas en distintos rubros, desarrollan la habilidad de
hacer más en menos tiempo. “Administran mejor sus prioridades, su comunicación
es más directa y aprenden a definir lo crítico y a desechar lo menos
importante”.
Una investigación de la
Universidad McMaster, de Canadá, considera además su capacidad para tomar
decisiones: los hombres hacen caso a la tradición, las normas y regulaciones,
mientras que las mujeres piensan más los intereses de todos los participantes y
prefieren un enfoque de cooperación y consenso para tomar la decisión final.
“Tenerlas en el gobierno corporativo o en altos puestos ya no es sólo lo
correcto, sino la manera inteligente de llevar un negocio”, sentencia Chis
Bart, quien condujo el reporte.
La organización estadounidense
Catalyst –dedicada a promover el liderazgo femenino– señala también
que las mujeres motivan más y mejor, se ganan la confianza de la gente y
desarrollan más el potencial de sus subordinados. En cambio, los hombres
prefieren un estilo basado en recompensar el logro de objetivos y castigar su
incumplimiento.
Martha Rivera Pesquera,
presidente del Consejo del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta
Dirección (Cimar), del Ipade, coincide al reconocer que por su psicología ellas
son más maternales, delicadas y conciliadoras, y que esto lo trasladan a sus
empresas. Pero advierte: no se trata de contraponer un estilo a otro, sino de
sacarle el mejor provecho a cada uno ya que son complementarios. “Incluso hay
hombres que poseen estas características y mujeres con personalidades más
masculinas”, afirma.
Aun así, diversos estudios
demuestran que la presencia femenina en las empresas está relacionada con un
mejor desempeño organizacional, un manejo del riesgo más efectivo e incluso
menores índices de bancarrota. A pesar de esto, sólo el 25% del talento
femenino en México ocupa puestos de alta dirección; y la cifra baja al 7% si se
trata de lugares en consejos de administración, según cifras del Ipade.
Pero la presidente del Cimar
advierte que no basta con decidir que la mitad de los directivos sean mujeres.
“Hay que identificar qué perfil necesita la organización y buscar al mejor
candidato tomando en cuenta primero sus cualidades y luego a la persona”,
advierte.
Orgullo y prejuicio
Las mujeres que deciden emprender
son la otra cara de la moneda. Datos del 2012 del Inegi reportan que en México
existen unas 461,500 empleadoras y unas 4.3 millones más trabajan por cuenta
propia, lo que en conjunto representa el 26% del total de la población femenina
ocupada.
Por su parte, la aceleradora de
negocios Endeavor México apunta que el 19% de los emprendedores son
mujeres y que de ellas, más del 40% de cuenta con estudios de
universitarios. “Son personas preparadas, con alto nivel de iniciativa y
creativas”, comenta Rivera, del Cimar. Y emprenden por necesidad económica o
intelectual, por un reto personal y profesional o por independizarse.
Aunque la mayoría se inicia en negocios tradicionales de servicios, comercio o
relacionados con sus intereses (cocina, educación, belleza) existen
casos exitosos en sectores como la construcción, agroindustria y automotriz,
según la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias (Ammje). En cuanto al
tamaño, el 25% posee una microempresa (1-10 trabajadores), el 60% una pequeña
(11-30), 12% una mediana (31-100) y 3% una grande (101 en adelante).
El panorama en comunidades de
escasos recursos lo lideran las microempresas, donde incluso existen mujeres
que operan negocios en giros que por lo común trabajan los hombres, como una
vulcanizadora y una alfarería, comenta Jáuregui, de Crea. “No sólo generan
empleos, también impactan en sus hogares porque sientan precedente y sirven de
ejemplo para la familia y la comunidad. Eso las convierte en agentes de cambio
social”.
Nuevos y viejos retos
El género femenino sigue
representando la minoría en la esfera política del país: en 2012, el 33.6% de
los senadores (128) fueron mujeres, mientras que en la Cámara de Diputados, el
porcentaje era del 36.8% de 500. A nivel educativo, son más del 50% de los
alumnos en bachillerato, licenciatura y posgrados, según la Secretaría de
Educación Pública (SEP). En lo familiar, uno de cada cuatro hogares son
sostenidos por una mujer y el 70.5% cuenta con aporte de ingresos femeninos.
Aunque ha habido avances, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) revela que muchas mexicanas aún enfrentan importantes
obstáculos, como:
Familia y profesión. De
acuerdo con el Inegi, el 60.5% de las emprendedoras en México son casadas. Y la
Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México
(Canacope) indica que el 80% de las empresarias del sector son mamás de dos y
tres hijos (46 y 24% respectivamente). Es decir que para la mayoría, la familia
es una prioridad.
También hay que considerar que en
México los hombres pasan menos de un tercio del tiempo que las mujeres
invierten en el cuidado de los hijos o de la casa.
El teletrabajo. La flexibilidad en las organizaciones es un valor
altamente apreciado pues les permite balancear las demandas familiares,
personales y laborales. En su estudio Mamás de vuelta al trabajo, Regus
–proveedor mundial de soluciones innovadoras para el espacio de trabajo– indica
que hoy las empresas están adoptando modelos que incluyen el trabajo desde casa
y el uso de la tecnología, así como la implementación de guarderías, mayor
distribución de labores y apoyo a la maternidad.
Reincorporar a las madres ayuda a mejorar la productividad porque reduce los
costos de capacitación y contratación, explica el reporte. De ahí que los
cambios en las prácticas laborales sean necesarios para que las mujeres
ingresen o se reincorporen a la vida laboral con facilidad.
Capacitación. Todavía falta fomentar en las mujeres la cultura
emprendedora y dotarlas de habilidades y herramientas para ser competitivas,
así como espacios de encuentro y formación. Porque mientras más entiendan al
mundo empresarial, más ambiciosos serán sus modelos de negocio y mayor su
éxito.
Como respuesta a esta necesidad
surgió en 2012 The Founding Moms
Latinoamérica, una comunidad de mujeres emprendedoras que además comparten el
reto de ser madres. Según explica América Fernández, fundadora del capítulo
mexicano, las participantes acuden a reuniones mensuales donde obtienen
capacitación, aprovechan oportunidades como apoyos, herramientas y redes de
contactos, hacen networking y comparten experiencias y consejos. A la
fecha, cuentan con grupos en Distrito Federal, Satélite (Edoméx.), San Luis
Potosí, SLP. y Monterrey, NL.
Acceso a crédito. Los
emprendedores en general tienen problemas para obtener financiamiento. Pero las
mujeres pueden padecer además de falta de credibilidad y una brecha en el
ingreso salarial, lo que limita su acceso a servicios financieros, reconoce
Rebecca Fries, co directora de Value for Women –organización que busca poner a
las mujeres al frente del liderazgo económico de sus países–.
Redefinición de roles. Aún
existe la creencia de que la mujer debe cumplir ciertos roles y funciones por
su género dentro de la familia. Al respecto, Pilar Aguilar de Endeavor México,
recomienda a las emprendedoras buscar una pareja “que comparta tu proyecto de
vida y que se sume a tu sueño”.
La presidente del Cimar explica
que las nuevas generaciones ya están logrando ese cambio de paradigmas. “Las
familias actuales necesitan el doble de ingreso para vivir bien, lo que orilla
a que ella también trabaje o emprenda y a que el hombre sea corresponsable de
la casa y los hijos”.
Fuente:http://www.soyentrepreneur.com/25709-panorama-del-liderazgo-femenino-en-mexico.html